Comercio triangular

Mapa del comercio triangular y los productos que intercambiaban
Octubre 11, 2024

El comercio triangular, establecido entre los siglos XVII y XIX, fue una de las rutas comerciales más rentables y trágicas de la historia.

Se estima que cerca de 12.5 millones de africanos fueron trasladados como esclavos a las Américas, de los cuales alrededor de 10.7 millones sobrevivieron el viaje.

¿Qué es el comercio triangular?

El comercio triangular fue una ruta comercial colonial y esclavista que operaba principalmente en el Océano Atlántico. Se le llama de esta forma porque el contorno de su circuito formaba un triángulo entre tres continentes: Europa, América y África.

Se estableció en el océano Atlántico desde el siglo XVII hasta el siglo XIX, por lo que puede considerarse un fenómeno histórico de larga duración. Fue creado por el Imperio Portugués al apoderarse del golfo de Guinea en el siglo XV.

La posibilidad técnica de esta ruta se basaba en la circulación de corrientes oceánicas y vientos en torno al anticiclón de las Azores (vientos alisios, corriente del Golfo), cosa que facilitaba mucho la conducción de barcos. Su establecimiento sólo fue posible tras los descubrimientos geográficos de finales del siglo XV.

Ruta del comercio triangular

La ruta del comercio triangular comenzó en Europa Occidental, donde países como Portugal (desde Lisboa), Francia (desde Nantes), Inglaterra (desde puertos como Londres y Liverpool), los Países Bajos (desde Ámsterdam) y España (desde Sevilla y Cádiz) cargaban sus barcos con manufacturas y mercancías de bajo valor, conocidas en ocasiones como quincalla (cascabeles, espejos, cuentas de colores y telas de baja calidad).

Estas mercancías eran llevadas a la costa occidental de África, entre los ríos Senegal y Congo, con el centro en la región conocida genéricamente como Guinea, a puertos clave como la Isla de Gorée (Senegal), Elmina (Ghana), Luanda (Angola) y Ouidah (Benín). Allí, dichas mercancías eran intercambiadas por esclavos, cuyo suministro era fomentado por las élites y comerciantes locales a través de continuas guerras.

Desde África, los barcos cruzaban el Atlántico hacia las islas del Caribe o la costa americana, con destinos en puertos como La Habana (Cuba), Cartagena de Indias (Colombia), Charleston (Carolina del Sur, EE. UU.), Santo Domingo (República Dominicana) y Recife (Brasil), donde los esclavos eran vendidos junto con la mayor parte de las mercancías europeas.

A cambio, los barcos cargaban productos coloniales como azúcar, tabaco y cacao, así como metales preciosos, que eran llevados de vuelta a Europa.

España, además de comerciar con esclavos, retuvo a decenas de miles de ellos en la península ibérica, lo que subraya su participación activa en este sistema, que se extendió por varios siglos.

¿Qué productos se intercambiaban?

Productos que se intercambiaban en el comercio triangular

En cuanto a los productos que se intercambiaban en el comercio triangular por parte de América a Europa, destacan los metales preciosos, el oro, la plata, el azúcar, maderas tropicales, cochinilla, índigo, cacao y tabaco.

En cuanto a los productos que Europa cambiaba por estos, destacan los textiles, pimienta y otros productos manufacturados. Además, no se nos debe olvidar el comercio de esclavos traídos de África.

Consecuencias que trajo consigo

El mantenimiento de esa relación comercial tuvo unas consecuencias trascendentales para el desarrollo económico diferencial de las tres zonas afectadas.

Es un ejemplo claro de comercio colonial, en el que la metrópoli se ve beneficiada por el valor añadido de su producción industrial y la colonia, esté sujeta formalmente o no al mecanismo llamado pacto colonial, funciona como un mercado cautivo.

Especialmente perjudicial fue la esclavitud para África, sumiéndola en varios siglos de atraso económico y desorganización política que continuaron con la colonización formal en el llamado reparto de África del siglo XIX una vez abolida internacionalmente la trata de esclavos, y no se remedió ni siquiera tras la descolonización del siglo XX.

Crecimiento económico europeo a costa de la esclavitud y saqueo

Esclavos africanos en plantíos de caña vigilados por un capataz europeo

Esta ruta comercial también trajo beneficios, pero estos no fueron para todos. La economía europea creció exponencialmente gracias a la explotación de recursos y personas en África y América durante el comercio triangular.

Hombres, mujeres y niños fueron arrancados de sus hogares, obligados a cruzar el Atlántico en condiciones inhumanas, para enriquecer a las clases altas europeas y satisfacer la creciente demanda de productos como el azúcar, el tabaco o el algodón.

Este sistema también sirvió de base para el surgimiento de una industria manufacturera europea, que generó una desigual distribución de la riqueza y cuyas consecuencias socioeconómicas siguen lastrando el desarrollo equilibrado de las regiones afectadas por el colonialismo.