Plan Nacional de Desarrollo

Plan Nacional de Desarrollo 2018 - 2024

El Plan Nacional de Desarrollo (PND) se presenta como un instrumento rector que busca guiar la política pública del país en una proyección sexenal. 

Según el presidente de la república, la implementación de este plan tiene como objetivo poner fin al periodo neoliberal y dar inicio a una nueva etapa caracterizada por la honradez y el combate a la corrupción. Sin embargo, este análisis crítico cuestiona la viabilidad económica y la profundidad de las propuestas presentadas en el PND.

¿Qué es el Plan Nacional de Desarrollo?

En el caso de México, este plan se proyecta en un marco sexenal, es decir, para seis años. Su propósito es explicar y detallar los objetivos que el gobierno considera esenciales, identificar los problemas nacionales y proponer soluciones para abordarlos.

Objetivo General

El documento establece como objetivo general la transformación de la vida pública del país para lograr un desarrollo incluyente. Aunque la intención es admirable, el plan carece de un análisis riguroso sobre cómo se alcanzarán estos objetivos en el contexto económico actual.

Estructura y Contenido del PND

El PND se estructura en torno a varios ejes principales, cada uno de los cuales aborda áreas específicas de la administración y la política pública:

  1. Política y Gobierno: en este eje, se destaca la Estrategia Nacional de Seguridad Pública. Los objetivos principales son erradicar la corrupción, reactivar la procuración de justicia, garantizar empleo, educación, salud y bienestar para la población, y asegurar el pleno respeto a los derechos humanos. También se busca una regeneración ética tanto de las instituciones como de la sociedad y una reformulación en el combate a las drogas.
  2. Política Social: este eje se centra en el bienestar de la población. Establece programas específicos para diferentes grupos, como adultos mayores, personas con discapacidad y jóvenes. También se proponen iniciativas para impulsar la agricultura, el desarrollo urbano, la vivienda, la educación, la salud y la cultura.
  3. Economía: aquí, el PND establece líneas de acción para impulsar la economía del país. Se presentan proyectos regionales y programas que abordan la actividad económica, la producción alimentaria, la ciencia, la técnica y el deporte.

Esta división, aunque útil para la organización del documento, simplifica en exceso la complejidad y la interconexión de los desafíos que enfrenta México.

Desde una perspectiva más amplia, el PND es el instrumento formal y legal que define los objetivos del gobierno y permite una evaluación posterior de su gestión. Además de los propósitos y objetivos a largo plazo, el plan también establece metas y prioridades a mediano plazo, así como estrategias y orientaciones generales en áreas como la política económica, social y ambiental.

También incluye un plan de inversiones públicas, que detalla los presupuestos plurianuales para los principales programas y proyectos de inversión pública. Este plan especifica los recursos financieros necesarios para su ejecución y las fuentes de financiación.

Marco Legal

Su marco legal se basa en la Constitución y en leyes específicas que establecen los principios generales de planificación, definen las autoridades e instancias nacionales de planificación y detallan el procedimiento para la elaboración, aprobación, ejecución y evaluación del Plan Nacional de Desarrollo.

Análisis Crítico del Plan Nacional de Desarrollo 2019-2024

Justicia y Estado de Derecho

En este eje, el gobierno promete erradicar el robo de combustibles y la evasión fiscal. Sin embargo, el plan no ofrece detalles sobre cómo se abordarán las raíces estructurales de estos problemas. Además, la propuesta de cambiar el paradigma en seguridad y legalizar ciertas drogas, aunque progresista, carece de un análisis económico detallado que considere las implicaciones fiscales y sociales a largo plazo.

La justicia y el estado de derecho son fundamentales para cualquier economía. Sin un sistema judicial eficiente y un estado de derecho sólido, es difícil atraer inversiones y fomentar el crecimiento económico. La falta de detalles en este eje sugiere una falta de comprensión de la importancia de estos temas y cómo están interconectados con la economía.

Bienestar

El segundo eje promete un acceso universal a servicios de salud a través del Instituto Nacional de Salud para el Bienestar. No obstante, el plan no especifica cómo se financiará esta expansión del sistema de salud, especialmente en un contexto de limitaciones fiscales y una economía en desaceleración. Además, el plan no aborda cómo se mejorará la calidad de los servicios de salud, un aspecto crucial para el bienestar de la población.

El bienestar no se trata solo de acceso a servicios, sino también de la calidad de esos servicios. La falta de detalles sobre cómo se mejorará la calidad de los servicios de salud sugiere que el plan no ha considerado completamente las implicaciones económicas y sociales.

Desarrollo Económico

El eje de Desarrollo Económico es esencial para comprender la dirección que México está tomando bajo la administración actual. Aunque se menciona una deuda heredada y se promete no incrementar impuestos ni aumentar los precios de los combustibles por encima de la inflación, es vital analizar más a fondo la situación económica del país.

Recientemente, han surgido opiniones optimistas sobre la economía mexicana. Ian Bremmer, tras su encuentro con el presidente López Obrador, destacó la fortaleza de México en el ámbito político y económico. Por otro lado, Rogelio Ramírez de la O, secretario de Hacienda y Crédito Público, ha señalado que la nueva política económica ha sido exitosa, incluso frente a desafíos externos como la pandemia y el alza global de las tasas de interés. Ambos sugieren que México podría convertirse en una potencia mundial de manufactura debido a la relocalización de empresas de Asia a países más cercanos a Estados Unidos.

A pesar de estos comentarios positivos, hay aspectos preocupantes en la economía mexicana. Si bien la responsabilidad fiscal de la administración y el incremento en el salario mínimo son avances notables, la recuperación económica no ha sido lo suficientemente robusta para mejorar el bienestar general. Aunque no se ha observado una fuga de capitales ni una depreciación significativa de la moneda, y el compromiso de no aumentar la deuda ha atraído a inversores extranjeros, la macroeconomía muestra signos de estancamiento. Es alarmante que México solo haya regresado a su nivel de Producto Interno Bruto (PIB) prepandemia en el último trimestre del año pasado, siendo el último país de la región en alcanzar este hito. Además, el PIB per cápita indica que el país se encuentra en niveles similares a los de 2014.

La inflación es otro punto de preocupación. Aunque el Gobierno ha implementado una subida agresiva en los salarios mínimos, la inflación ha alcanzado un 7,62%. Es aún más preocupante que la inflación en alimentos haya alcanzado un 12,35% anual en febrero. Esta situación pone en riesgo el poder adquisitivo de los ciudadanos, especialmente cuando cuatro de cada 10 mexicanos trabajan pero viven en pobreza laboral.

En cuanto a las oportunidades económicas, la nacionalización del litio por parte de López Obrador ha generado escepticismo. A pesar de que el litio es esencial para la producción de baterías eléctricas, la política actual restringe la inversión privada en este sector, lo que podría limitar el potencial económico de México en una industria en crecimiento.

Proyectos Regionales

El Plan Nacional de Desarrollo destaca proyectos como el Tren Maya y la construcción de nuevos aeropuertos. Sin embargo, se percibe una falta de análisis costo-beneficio riguroso que justifique la viabilidad económica de estos proyectos y su impacto en el desarrollo regional y nacional.

Los proyectos regionales pueden ser una herramienta poderosa para fomentar el desarrollo económico y mejorar el bienestar de la población. Sin embargo, sin un análisis costo-beneficio riguroso, es difícil determinar si estos proyectos son viables y si realmente beneficiarán a la población.

Tren Maya

Esta obra se presenta como la principal infraestructura del país, con la intención de conectar cinco estados de la península de Yucatán y fortalecer la industria turística de la zona. Desde su anuncio, ha enfrentado críticas, principalmente asociadas a temáticas medioambientales. Se ha cuestionado que la obra podría resultar en la destrucción de selva, afectación de cenotes y modificación de ecosistemas. Grupos ecologistas y figuras públicas han expresado preocupación, especialmente sobre los efectos en el tramo que une Cancún y Tulum y su impacto en ríos subterráneos. Además, se ha señalado que la ruta atravesará la segunda selva más grande de América, hogar de jaguares en peligro de extinción. También se han levantado cuestionamientos políticos, como el hecho de que las Fuerzas Armadas construirán y operarán varios tramos del tren. A pesar de estas críticas, se realizó una consulta ciudadana donde un alto porcentaje validó el proyecto. Sin embargo, grupos han acusado al gobierno de deforestación a lo largo de la ruta, algo no contemplado en estudios previos.

Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA)

Desde su concepción, el AIFA ha estado rodeado de escepticismo por parte de especialistas en materia aeroportuaria. Aunque se menciona que el proyecto anterior tenía un avance significativo, el gobierno argumenta que consumiría más recursos públicos, causaría inundaciones y afectaría a las especies del lago contiguo. Sin embargo, expertos han señalado que, aunque la obra puede ser buena dependiendo de con qué se compare, no cumple con el propósito de crear valor y generar progreso, ya que no tiene las capacidades para la nueva generación de aviones ni la conectividad que debe tener un hub logístico.

Ambos proyectos, aunque presentados como soluciones para el desarrollo regional y nacional, carecen de un análisis detallado que justifique su viabilidad económica y su impacto en el desarrollo sostenible. Es esencial que se realice un escrutinio riguroso de estas propuestas para garantizar que realmente beneficien a la población y no causen daños irreparables al medio ambiente y al tejido social de las regiones afectadas.

Conclusiones

El Plan Nacional de Desarrollo 2019-2024, aunque ambicioso en su retórica, presenta deficiencias significativas en su estructura y contenido que requieren un análisis crítico profundo. La falta de detalles, la ausencia de un marco económico sólido y la simplificación de problemas complejos son solo algunas de las preocupaciones que emergen al examinar el documento.

Desde una perspectiva política, el plan parece ser más un instrumento de propaganda que un documento técnico serio. La promesa de poner fin al periodo neoliberal y dar inicio a una nueva etapa de honradez y combate a la corrupción es, sin duda, un mensaje poderoso para la base electoral del gobierno. Sin embargo, la transición de un modelo económico a otro no es una tarea sencilla y no puede lograrse solo con retórica. La falta de un análisis detallado sobre cómo se llevará a cabo esta transición es preocupante y sugiere una falta de preparación o, peor aún, una falta de comprensión de los desafíos involucrados.

Económicamente, el plan carece de una visión clara y coherente. Las promesas de no incrementar impuestos y de no aumentar los precios de los combustibles por encima de la inflación, aunque populares, son insostenibles sin una estrategia clara de crecimiento económico. La economía mexicana ha enfrentado desafíos significativos en los últimos años, incluida la desaceleración del crecimiento, la incertidumbre en torno a las relaciones comerciales con Estados Unidos y la caída de los precios del petróleo. En este contexto, es esencial tener una estrategia económica clara y detallada, algo que el plan no proporciona.

Los proyectos regionales, como el Tren Maya, son presentados como soluciones mágicas para el desarrollo regional, pero nuevamente, falta un análisis costo-beneficio riguroso. Estos proyectos requieren inversiones masivas y tienen implicaciones significativas en términos de desplazamiento de comunidades, impacto ambiental y viabilidad económica a largo plazo. Presentarlos sin un análisis detallado es, en el mejor de los casos, irresponsable y, en el peor, engañoso.

Además, el plan parece ignorar las lecciones aprendidas de otros países que han intentado implementar políticas similares. Por ejemplo, la promesa de lograr la autosuficiencia en productos alimentarios ha sido perseguida por muchos gobiernos en el pasado, a menudo con resultados desastrosos. La autosuficiencia, aunque es un objetivo noble, puede llevar a ineficiencias económicas, distorsiones del mercado y, en última instancia, a precios más altos para los consumidores.

Podríamos decir que el plan no aborda adecuadamente el papel del sector privado en el desarrollo económico. México ha logrado atraer inversiones significativas en las últimas décadas, y el sector privado ha sido un motor clave de crecimiento y empleo. Ignorar o minimizar su papel es un grave error que podría tener consecuencias significativas en términos de crecimiento, empleo y bienestar económico.